La presión sobre el Gobierno británico para frenar la venta de armas a Israel ha ido en aumento en las últimas horas tras la muerte el pasado lunes de siete cooperantes en Gaza, tres de ellos originarios del Reino Unido. Diputados laboristas, liberaldemócratas e incluso conservadores han elevado el tono este miércoles para exigir el fin del suministro de armamento, una decisión que el Ejecutivo se ha resistido a tomar por ahora ante lo que considera una falta de pruebas concluyentes de que Israel está vulnerando el derecho humanitario internacional. El primer ministro, Rishi Sunak, ha calificado la situación en Gaza como algo “cada vez más intolerable”, tras la muerte de los cooperantes de World Central Kitchen, la oenegé del chef José Andrés, pero mantiene todavía las exportaciones de material militar.
“Siempre hemos tenido un régimen de licencias de exportación muy cuidadoso al que nos atenemos. Hay una serie de normas, reglamentos y procedimientos que siempre seguimos“, ha asegurado Sunak en el adelanto de una entrevista al diario ‘The Sun’. “Por supuesto que apoyamos el derecho de Israel a defenderse y a defender a su pueblo de los ataques de Hamás, pero tienen que hacerlo de acuerdo con el derecho humanitario, proteger las vidas de los civiles y hacer llegar más ayuda a Gaza“, ha añadido. El primer ministro ha exigido a su homólogo israelí, Binyamín Netanyahu, que inicie una investigación “independiente y transparente” para aclarar lo ocurrido en el ataque contra el convoy de World Central Kitchen.
Retirada de licencias
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Pero las peticiones para que el Gobierno retire las licencias de exportación de armamento a Israel son cada vez más numerosas. El que fue subsecretario de Estado del Ministerio de Exteriores Peter Ricketts ha apostado este miércoles por esta vía para lanzar una señal a nivel internacional. “No cambiará el curso de la guerra, pero sería un poderoso mensaje político, y podría estimular el debate también en Estados Unidos, algo que realmente cambiaría las reglas del juego”, ha afirmado el exdiplomático y miembro de la Cámara de los Lores a la BBC. Una petición a la que se han sumado los liberaldemócratas y los nacionalistas escoceses, quienes han pedido que se convoque a la Cámara de los Comunes –actualmente en receso– para votar esta medida.
El Partido Laborista, enfrascado en una profunda división interna en lo referente al conflicto en Gaza, ha evitado sumarse a la petición pero sí ha exigido al Gobierno que frene el envío de armamento si sus asesores jurídicos consideran probado que Israel lo ha utilizado para vulnerar el derecho internacional. “La ley es clara. No se pueden conceder licencias de armas británicas si existe un riesgo claro de que los artículos puedan utilizarse para cometer o facilitar una violación grave del derecho humanitario internacional“, ha asegurado el portavoz laborista de Asuntos Exteriores, David Lammy, en un comunicado. Los laboristas han reclamado al Ejecutivo que publique el asesoramiento jurídico recibido hasta ahora para demostrar que no se ha producido ninguna vulneración de la ley.
Prudencia del Gobierno
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Pero el Ejecutivo se resiste a dar detalles sobre estas informaciones. “Estamos revisando el asesoramiento sobre la conformidad de Israel con el derecho internacional humanitario y actuaremos de acuerdo con dicho asesoramiento“, se ha limitado a decir un portavoz del Ministerio de Negocios y Comercio. El Gobierno ha recalcado que, en caso de que exista un “riesgo claro” de que los artefactos sean utilizados para cometer una violación grave del derecho internacional, las licencias pueden “revocarse, suspenderse o modificarse”.
Sunak ha calificado de “terrible tragedia” la muerte de James Henderson, John Chapman y James Kirby, los tres exmiembros del Ejército británico que colaboraban con World Central Kitchen a través de la empresa de seguridad Solace Global, según relata la prensa británica. Su fallecimiento ha avivado todavía más unas reclamaciones que ya hicieron hace días más de un centenar de miembros del Parlamento, a través de una carta enviada al ministro de Exteriores, David Cameron. En la misiva, firmada por diputados de los principales partidos, los signatarios recuerdan que el Reino Unido ya paralizó la venta de armas a Israel en 1982 y en 2002 y aseguran que la violencia, en esta ocasión, es “mucho más mortífera” que en las dos ocasiones anteriores.
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Una información reciente de la ONU concluyó que un avión de combate F16, fabricado con piezas británicas, fue probablemente el responsable de un bombardeo contra un complejo residencial que alojaba a médicos voluntarios de varios países, incluido el Reino Unido. Un ejemplo que, según los diputados, pone en evidencia la falta de garantías en el respeto a la ley internacional y que debe poner punto y final al envío de armas a Israel. “Seguir como hasta ahora es totalmente inaceptable”.
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