Leticia Pérez lo tiene claro: no dará un teléfono móvil a su hijo hasta que cumpla los 14 años. Es la conclusión a la que llegó esta malagueña, residente en el Reino Unido desde hace más de 20 años, tras escuchar en la radio a Clare Fernyhough y Daisy Greenwell, impulsoras de Smartphone Free Childhood, un grupo de madres y padres que ha alzado la voz contra el uso indiscriminado de teléfonos inteligentes entre los adolescentes. “Vi que el movimiento se había creado hace pocas semanas y sentí alivio, porque me di cuenta de que no soy la única persona que no quiere dar una vía abierta a internet a sus hijos”, explica.
Fernyhough y Greenwell crearon un grupo de Whatsapp a mediados de febrero para apoyarse mutuamente en la decisión de no comprar un ‘smartphone’ a sus hijos adolescentes. La acogida fue enorme: en apenas 24 horas habían alcanzado el millar de miembros, así que decidieron crear nuevos grupos divididos por zonas para mejorar la organización entre los padres. En la actualidad hay más de 60 grupos y la comunidad no para de crecer. El movimiento, réplica del que meses atrás nació en Barcelona y se extendió como la pólvora por toda España, llega en un momento en el que el Gobierno estudia prohibir la venta de móviles a los menores de 16 años.
El movimiento de las familias, como ya pasó meses atrás en Catalunya y España, ha prendido como la pólvora entre los británicos
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Pérez se unió a esta iniciativa para evitar que su hijo de 10 años se exponga a contenidos no aptos para su edad, como el porno o material violento. “Ellos no saben lo que hacen, porque todavía son niños y no tienen la capacidad ni el control para saber dónde pueden entrar y dónde no”, asegura. La madre señala, además, que existe el riesgo de que el uso de estos dispositivos a edades tempranas potencie los casos de acoso escolar. “En la clase de mi hijo prácticamente todos los niños tienen teléfono y es bastante problemático, sobre todo por los grupos de Whatsapp de los hijos y el problema del ‘bullying’”, afirma.
Debate polémico
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El debate sobre el acceso de los menores de edad a ‘smartphones’ ha ido en aumento en las últimas semanas en el Reino Unido, donde un 97% de los menores de 12 años cuenta con un dispositivo propio. El Gobierno británico presentó a mediados de febrero unas nuevas directrices para prohibir su uso en los colegios, una guía que incluye la posibilidad de registrar las mochilas de los alumnos o la obligación de entregar los teléfonos a los profesores al entrar en los centros. A pesar de las recomendaciones del Ejecutivo, cada escuela tiene libertad para decidir qué normativa aplicar en esta materia.
En Reino Unido, el 97% de los menores de 12 años cuenta con un dispositivo propio
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El impacto de las redes sociales en los adolescentes saltó a la esfera pública tras el asesinato Brianna Ghey, una joven trans de 16 años que fue apuñalada hasta la muerte, a plena luz del día, por una compañera de instituto y un joven de la misma edad. La madre de Brianna, una de las caras más visibles en la lucha contra la libertad de acceso de menores a las redes sociales, ha asegurado que la adicción de su hija a los contenidos ‘online’ la hizo vulnerable y deterioró su salud mental, al mismo tiempo que potenció el ansia de sus asesinos de cometer actos violentos.
Pero por ahora las grandes empresas tecnológicas han evitado limitar el acceso de los menores a estos contenidos, e incluso se están dando pasos en dirección contraria. La decisión de Meta esta semana de reducir la edad mínima para usar Whatsapp de los 16 a los 13 años, en la Unión Europea y en el Reino Unido, ha provocado las críticas de colectivos como Smartphone Free Childhood, que sostienen que “va en contra de la creciente demanda nacional de que las grandes tecnológicas hagan más por proteger a los niños“.
El 58% de las familias británicas apoyan la regulación de la venta de móviles a los menores de 16 años
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Nuevas prohibiciones
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El Gobierno de Rishi Sunak está valorando nuevas medidas para combatir el problema, consciente de la necesidad de mostrar firmeza ante los votantes en pleno año electoral. Una de ellas es la posibilidad de prohibir la venta de ‘smartphones’ a los menores de 16 años, según ha revelado esta semana la prensa británica, aunque por ahora el Ejecutivo no ha querido dar más detalles. “Se está debatiendo si hay que hacer más para permitir una mayor potestad a los padres”, se ha limitado a decir un portavoz. La medida no ha sentado bien al ala dura y más liberal del partido, muy contraria a las prohibiciones, que ya criticó la voluntad de Sunak de impedir la venta de cigarrillos a las nuevas generaciones.
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La mayoría de las familias sí se han mostrado favorables a esta iniciativa. Según una encuesta de Parentkind, una organización educativa sin ánimo de lucro, un 58% de los progenitores apoyarían la prohibición, frente a un 33% que se muestran en contra. Los grupos de padres son conscientes, sin embargo, de que esta no es la solución definitiva al problema, ya que en la mayoría de los casos son los adultos quienes compran los teléfonos a sus hijos. “Se puede restringir la venta de ‘smartphones’ a menores, del mismo modo que ocurre con el alcohol, pero si un padre quiere dar una botella de whisky a su hijo de 8 años se la puede dar”, asegura Pérez. “Los padres tienen que ser conscientes de lo que representa para los niños tener un móvil a una edad temprana”, sentencia.
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