El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, está allanando el terreno para un nuevo curso político que se prevé accidentado. En un discurso pronunciado este martes en Downing Street, el líder laborista ha reconocido que el primer presupuesto de su mandato, previsto para finales de octubre, incluirá subidas de impuestos y recortes de gasto para hacer frente a un agujero en las cuentas públicas de 22.000 millones de libras (más de 25.000 millones de euros). Un agujero heredado del anterior Gobierno del Partido Conservador, al que ha responsabilizado de la delicada situación económica y social en el país, y que no había sido detectado por la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, en sus siglas en inglés).
“Voy a ser honesto con vosotros, el presupuesto que presentaremos en octubre será doloroso. No tenemos otra alternativa, teniendo en cuenta la situación en la que estamos actualmente”, ha asegurado Starmer ante un grupo de 50 votantes a los que conoció durante la campaña electoral del pasado junio. “No evitaré tomar decisiones impopulares ahora si eso es lo correcto para el país en el largo plazo”, ha añadido el primer ministro, quien ha alertado de que la situación “irá a peor antes de empezar a mejorar”. El Gobierno laborista se está preparando para unos meses complicados, en los que la toma de decisiones impopulares puede provocar la revuelta de diputados de su propio partido.
Recortes de gasto
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El Ejecutivo ya ha anunciado recortes en el acceso a ayudas a los pensionistas para pagar los gastos de la calefacción en invierno, unas ayudas de entre 200 y 300 libras que el Gobierno pretende compensar, en parte, con otras prestaciones. Starmer ha insistido en que los pensionistas que más lo necesitan seguirán recibiéndolas, pero ha reconocido que el coste de las prestaciones es demasiado alto. La decisión no ha sentado bien entre los diputados más a la izquierda del partido, quienes ven con recelo la apuesta por la contención del gasto y por la responsabilidad fiscal impulsada por la ministra de Economía, Rachel Reeves. Starmer ha fijado como principal prioridad subir los impuestos a las grandes empresas y a los más ricos, pero la sombra de nuevos gravámenes a las clases medias sigue preocupando a una parte de su propia formación.
El Partido Conservador ha aprovechado los malos pronósticos para cargar contra el Gobierno, a pesar de que hace tan sólo dos meses todavía estaba en el poder. El exprimer ministro y actual líder de la oposición, Rishi Sunak, ha lanzado un dardo contra su sucesor en el cargo. “El discurso de hoy de Keir Starmer ha sido la indicación más clara de lo que los laboristas han estado planeando hacer todo el tiempo: subir los impuestos“, ha asegurado, en un mensaje publicado en su cuenta de X. Sunak dedicó gran parte de la campaña electoral a alertar sobre la subida de impuestos de los laboristas, aunque Starmer ha insistido en que mantendrá su promesa de no subir el impuesto de la renta ni las contribuciones a la Seguridad Social a las clases trabajadoras.
Culpa a los ‘tories’
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El primer ministro ha atribuido la delicada situación económica a la gestión de los ‘tories’, a los que también ha acusado de propagar el mensaje populista que alimentó los disturbios de principios de agosto. “Los disturbios han revelado una sociedad profundamente insana y han dejado al descubierto las grietas de nuestros cimientos, debilitados por una década de división y de declive marcada por una espiral de populismo que alimentó el fracaso del último Gobierno”, ha asegurado Starmer, quien ha criticado a sus predecesores por evitar tomar decisiones comprometidas antes de las elecciones.
Un ejemplo de esa omisión de responsabilidades es la delicada situación de las cárceles en el país, que se encuentran desde hace meses al borde de su capacidad. El Ejecutivo se ha visto obligado a aprobar medidas de emergencia para dar cabida a las personas condenadas durante la ola de violencia, entre ellas la liberación antes de tiempo de algunos presos condenados por delitos menores. “La idea de liberar a personas que deberían estar en la cárcel porque no hay espacio va en contra de todo por lo que he trabajado durante años, pero tenemos que reconocer los hechos”, ha afirmado el primer ministro.
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Los laboristas consideran que los ataques contra el anterior Gobierno son por ahora la estrategia más efectiva para justificar la toma de decisiones impopulares, pero son conscientes de que deberán resolver cuanto antes la delicada situación económica y social en el país para mantener sus índices de aprobación entre el electorado.
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