El número de delitos con arma blanca no ha parado de crecer en los últimos años en el Reino Unido. Los últimos datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONS, en sus siglas en inglés) muestran un aumento del 4% en este tipo de agresiones en 2023 respecto al año anterior, con más de 50.000 ataques. Comparado con las cifras registradas en 2015, este aumento ha sido del 78%. Un problema que las autoridades han tratado de frenar con la aprobación de varias medidas en los últimos años pero que todavía está lejos de resolverse, debido a las dificultades para limitar la venta de cuchillos y a los problemas estructurales que afectan al país, que tienen consecuencias directas en el aumento de la criminalidad.
El asesinato de tres niñas de seis, siete y nueve años a finales de julio en Southport, que provocó varios días de disturbios xenófobos en Inglaterra y en Irlanda del Norte, ha puesto encima de la mesa el debate sobre el acceso a armas blancas. Pocos días después del ataque, perpetrado por un joven de 17 años armado con un cuchillo, otro hombre agredió a una niña de 11 años en el centro de Londres y a plena luz del día. Los episodios violentos con cuchillo –muchos de ellos relacionados con menores de edad– no son poco habituales en el Reino Unido, algo que varias organizaciones están denunciando desde hace años.
“Las vidas de estos jóvenes, terminadas a una edad tan temprana por una violencia sin sentido, subrayan la urgente necesidad de tratar los delitos de arma blanca como una emergencia nacional”, aseguró a principios de agosto Patrick Green, el presidente de la organización Ben Kinsella, especializada en la lucha contra la violencia con arma blanca. “Es imperativa una acción inmediata y decisiva. Instamos al Gobierno a traducir sus promesas en políticas concretas sin demora”. El Ejecutivo laborista se ha comprometido a seguir la estela del anterior Gobierno conservador y reducir este tipo de crímenes, que representan un 38% del total de homicidios registrados en la última década en el país.
Modificación legislativa
[–>
El Parlamento británico aprobó a principios de este año una modificación de la Ley de Justicia Penal que incluye la prohibición de la posesión, fabricación, venta, importación y suministro de los llamados cuchillos ‘zombie’, entre los que se incluyen todas las armas de filo liso y de extremo puntiagudo de más de 20 centímetros de longitud. El Ministerio del Interior abrirá un periodo, a partir del próximo 26 de agosto y hasta el 24 de septiembre, para que todas las personas en posesión de un cuchillo de este tipo puedan entregarlo a las autoridades a cambio de una compensación de 10 libras (unos 12 euros) por cada uno de ellos o de un importe mayor, en caso de que se demuestre el valor real con un tíquet de compra.
El objetivo es poner fin a asesinatos como el de Daniel Anjorin, un niño de Londres de 14 años que murió a finales de abril tras ser víctima de un ataque con este tipo de cuchillo, mientras se dirigía a la escuela. El asesino, de 34 años, le cortó el cuello por detrás y, acto seguido, atravesó su pecho. Unos meses antes, dos niños de 12 años mataron con un machete de 42 centímetros a Shawn Seesahai, un joven de 19 años al que no conocían de nada, en un parque de Wolverhampton, en el centro de Inglaterra. En la misma ciudad murió otro adolescente de 16 años, Ronan Kanda, a manos de dos chavales de 17 años armados con una espada ninja que habían comprado por internet con una identidad falsa.
Foco en la prevención
[–>
A pesar de los esfuerzos del Parlamento por frenar esta ola de violencia con la nueva prohibición, algunos legisladores han expresado sus dudas sobre su efectividad. Poco después de su presentación a principios de año, un comité de la Cámara de los Lores alertó sobre la posibilidad de que se aprovechen agujeros legales para acceder a otro tipo de armas blancas que no están afectadas por la prohibición. “Hemos visto intentos anteriores de prohibir cuchillos peligrosos que no alcanzaron el resultado deseado porque el tipo de arma se había definido de forma estricta. Esto ha permitido que quienes desean poseerlas recurran a diseños ligeramente diferentes”, alertó Rupert Ponsonby, barón de Mauley y miembro del comité de escrutinio legislativo de la Cámara de los Lores, el pasado febrero.
[–>
Más allá de la efectividad de las medidas para limitar el acceso a cuchillos, las principales organizaciones especializadas en esta materia insisten en que la mejor forma de reducir estos ataques consiste en la prevención. “Si bien la aplicación de la ley es crucial, a menudo es considerada una medida reactiva. Al invertir en prevención, creamos soluciones viables que abordan las causas fundamentales del problema”, asegura el presidente de la organización Ben Kinsella. “Los próximos meses son críticos y estamos dispuestos a colaborar con el Gobierno para abordar este problema apremiante y crear un futuro más seguro para nuestros jóvenes”.
Subscribe to continue reading
“Subtly charming bacon junkie. Infuriatingly humble beer trailblazer. Introvert. Evil reader. Hipster-friendly creator.”