El Gobierno británico sigue haciendo equilibrios en su lucha por reducir la inflación sin empobrecer todavía más a las clases trabajadoras. El ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, ha anunciado este lunes la subida del salario mínimo de las 10,42 libras por hora actuales a al menos 11 libras por hora a partir del próximo abril, un aumento que repercutirá en los trabajadores mayores de 23 años y que alcanzará a un total de cerca de dos millones de personas. El aumento supondrá que un trabajador a tiempo completo, con 170 horas mensuales, no podrá percibir menos de 1.870 libras al mes (2.158 euros), unas 100 libras más que hasta ahora.
La medida tiene como objetivo contener a las voces más críticas dentro del Partido Conservador, que exigen una reducción de impuestos para dar más liquidez a las familias. “Casi dos millones de personas han salido de la pobreza absoluta, no gracias a los créditos fiscales, ni a las prestaciones, sino eliminando las barreras al trabajo, aumentando los salarios y reduciendo los impuestos”, ha dicho Hunt en su discurso de este lunes en la conferencia del Partido Conservador, que se está celebrando en Manchester. Pero la bajada de impuestos sigue todavía lejos de materializarse, a pesar de que la presión para hacerlo es cada vez mayor dentro de la formación e incluso dentro del propio Gobierno.
Bajada de impuestos
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El ministro de Vivienda, Michael Gove, señaló este domingo la necesidad de bajar los impuestos antes de las elecciones, mientras que el ala más liberal del partido, encabezada por la exprimera ministra Liz Truss, reclama una menor carga fiscal a las empresas para potenciar el crecimiento, así como una reducción del gasto público. “Tenemos que reconocer que el Gobierno es demasiado grande, los impuestos son demasiado altos y que estamos gastando demasiado”, ha alertado Truss este lunes ante una sala abarrotada en el cónclave conservador.
Tanto el primer ministro, Rishi Sunak, como el propio Hunt han insistido en su voluntad de bajar los impuestos, pero sostienen que ahora no es el momento para hacerlo. “Una gran bajada de impuestos sería inflacionista porque pondría dinero en el bolsillo de la gente, lo cual impulsaría la demanda y, en última instancia, significaría que los precios también subirían. No es el momento adecuado“, ha recalcado Hunt en una entrevista al canal GB News. El objetivo principal del Gobierno es situar la inflación por debajo del 5% antes de acabe el año, una reducción sustancial respecto al 6,7% registrado en agosto.
Gasto público
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El ministro sí ha mostrado su intención de reducir el gasto público con un mayor control en el acceso a las bajas por enfermedad. El objetivo es devolver al mercado laboral a una parte de los 2,5 millones de trabajadores que se encuentran inactivos por enfermedades de larga duración, una cifra que se ha disparado tras la pandemia y que ha provocado escasez de mano de obra en algunos sectores. “Mientras las empresas luchan por encontrar trabajadores, unas 100.000 personas abandonan cada año el mercado laboral para vivir de las prestaciones”, ha asegurado Hunt.
En los planes del Gobierno también está congelar la expansión del número de trabajadores públicos hasta alcanzar los niveles anteriores a la pandemia, cuando había 66.000 personas menos en la Administración pública. Esta decisión comportará un ahorro de 1.000 millones de libras anuales (1.153 millones de euros), según el ministro de Finanzas, quien ha tratado de lanzar un mensaje positivo sobre la marcha de la economía en el Reino Unido a pesar de las críticas.
Más allá de la presentación del mapa de ruta del Gobierno para los próximos meses, la conferencia de los ‘tories’ está sirviendo como una carta de presentación para algunos rostros conocidos, como la ministra de Comercio, Kemi Badenoch, o la ministra del Interior, Suella Braverman, en caso de que los planes económicos de Sunak no consigan dar la vuelta a las encuestas de cara a las próximas elecciones generales.
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